martes, 31 de diciembre de 2013

Películas favoritas de 2013


Mi top-10 de películas de 2013 es:

1. Amour (Francia-Alemania-Austria, 2012), de Michael Haneke.
2. Buscando a Sugar Man (Suecia-GB-EU, 2012), de Malik Bendjelloul.
3. Gravedad (EU, 2013), de Alfonso Cuarón.
4. En la casa (Francia, 2012), de Francois Ozon.
5. Capitán Phillips (EU, 2013), de Paul Greengrass.
6. Oblivion (EU, 2013), de Joseph Kosinski.
7. Jazmín azul (EU, 2013), de Woody Allen.
8. Django sin cadenas (EU, 2012), de Quentin Tarantino.
9. Lazos perversos (EU-GB, 2013), de Park Chan-wook.
10. Zero Dark Thirty (EU, 2012), de Kathryn Bigelow.

Nota: Vale la pena hacer una aclaración sobre mi definición de "película de 2013": son aquellas que se estrenaron comercialmente en México durante 2013 o que tuve la oportunidad de ver en salas de cines en alguna muestra o foro. Ello implica que una película pudo haber sido terminada hace dos o mas años (que no fue el caso en mi lista de 2013 y años previos). Pero para algunos la característica más notoria y molesta es que aparecen juntos filmes que compitieron en festivales o entrega de premios (como los Óscares) del año pasado o que lo harán en 2014.

Otros dirán que me faltaron películas que cumplen con mi criterio. Es cierto y seguramente se debe a que no las pude ver. Se hace lo que se puede.

***

Mi lista de 2012:

1. Una separación (Irán, 2011), Asghar Farhadi.
2. No (Chile-Francia-EU, 2012), de Pablo Larraín.
3. Argo (EU, 2012), de Ben Affleck.
4. El artista, (Francia, 2012), de Michel Hazanavicius.
5. ¿Sabes quién viene? (Francia-Alemania-España-Polonia, 2011), de Roman Polanski.
6. Ted (EU, 2012), Seth MacFarlane.
7. Valiente (EU, 2012), de Mark Andrews y Brenda Chapman.
8. Drive (EU, 2011), Nicolas Winding Refn.
9. J. Edgar (EU, 2012), de Clint Eastwood.
10. Frankenweenie (EU, 2012), de Tim Burton.

Y mi top-15 de 2011:

1. Copia fiel (Francia-Irán, 2010), de Abbas Kiarostami.
2. Temple de acero (EU, 2010), de los hermanos Coen.
3. De hombres y dioses (Francia, 2010), de Xavier Beavois.
4. El caballo de Turín (Hungría, 2011), de Béla Tarr y Ágnes Hranitzky.
5. Rango (EU, 2011) de Gore Verbinski.
6. Una familia muy normal (Italia, 2010), de Ferza Özpetek.
7. Hahaha (Corea del Sur, 2010), de Hong Sang-soo.
8. El planeta de los simios: (R)evolución (EU, 2011), de Rupert Wyatt.
9. Ocho minutos antes de morir (EU, 2011), de Duncan Jones.
10. El juego de la fortuna (EU, 2011), de Bennett Miller.
11. La mirada invisible (Argentina-España-Francia, 2010), de Diego Lerman.
12. Post Mortem (Chile, 2010), de Pablo Larraín.
13. Le Havre (Finlandia-Francia-Alemania, 2011), de Aki Kaurismäki.
14. El árbol de la vida (EU, 2011), de Terrence Malick.
15. Medianoche en Parí­s (EU-España,2011), de Woody Allen.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Cita XIV: Albert O. Hirschman sobre la lealtad


Albert O. Hirschman (1915-2012), en Salida, voz y lealtad (1970) escribió:
Así como resultaría imposible ser bueno en un mundo sin pecado, carece de sentido hablar de lealtad a una empresa, partido u organismo poseedor de un monopolio indestructible. La lealtad pospone la salida, pero su existencia misma se basa en la posibilidad de tal salida.
Para las situaciones en las que las personas están en desacuerdo con la calidad de los bienes o servicios o en ciertas políticas, Hirschman analizó y, hasta cierto punto, trató de conciliar la opción de salida - estudiada por los economistas para el mercado competitivo o para votar con los pies como en el modelo de Tiebout - con la opción de la voz o la protesta - explorada por los polítólogos.

Si es claro que la salida es la solución típica de mercado - un consumidor puede moverse sin remordimiento de una empresa a otra para mantener su bienestar -, en el caso de instituciones políticas o sociales - como el Estado, la tribu o la familia - la misma estrategia no es necesariamente factible en el corto plazo, pues implica traicionar o ser desleal con algo que nos interesa emocionalmente.

Pero la combinación de ambas opciones tampoco es obvia. Hirschman pensó que una posibilidad para la que la voz funcione eficientemente y mejore lo que nos interesa es que la amenaza de salida sea creíble. Pero si la salida es demasiado sencilla, paradójicamente perdería fuerza. Ahí, en la capacidad para posponer la salida, fortalecer la voz e impedir que los organizaciones que nos interesan declinen o desaparezcan, es donde la lealtad tiene importancia para Hirschman.

Valdría la pena pensar en la combinación de salida y voz en situaciones en las que la lealtad llega a ser contraproducente, por ejemplo, al dar origen a tabúes o alargar la existencia de organizaciones en extremo ineficientes o innecesarias. ¿Y si los leales se transforman en villanos?

sábado, 14 de diciembre de 2013

Misceláneo XXXI

‘Every little helps’ is a dangerous mantra for climate change.

Legislar de prisa. Javier Aparicio sobre legislar al vapor.

La conspiración. Fernando Escalante sobre suspicacia, o un poco más, en la discusión pública en México.

La conspiración. Jesús Silva-Herzog Márquez sobre el sentimiento antidemocráctico en México.

Desencanto democrático. Javier Aparicio sobre el sentimiento antidemocráctico en México.

Maduro ya arrestó a más de 100 empresarios en su campaña de control de precios.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Misceláneo XXX

In the N.B.A., ZIP Code Matters. Derrumbando el mito de que los afroamericanos pobres tienen las probabilidades más altas de llegar a la NBA.

El inmigrante como enemigo. Política y legislación hostiles a la inmigración.

Think You're Ready to Retire? Grab a Pencil. La esperanza de vida de una persona de 65 años en Estados Unidos es de 19.1 años. Más de una quinta parte de la vida por delante.

Why the 1% should pay tax at 80%. Según Emmanuel Sáez y Thomas Piketty, la tarea de los economistas debería ser que considerar en un impuesto de 80% sea nuevamente aceptable.

More sophisticated than you thought. Un nuevo estudio revela como la piratería en Somalía es financiada.

martes, 22 de octubre de 2013

Cita XIII: Lawrence Klein sobre las predicciones de la Economía


El pasado 20 de octubre falleció Lawrence Klein (1920-1983), premio Nobel de Economía 1983. En el addendum de 2005 de su autobriografía para el Premio Nobel, Klein escribió:
It is my firm belief that the only satisfactory test of economics is the ability to predict.
Preocupado en la precisión de los métodos econométricos para hacer pronósticos y cómo la gente evalúa sus pronósticos, Klein se abocó durante toda su carrera a crear y mejorar las técnicas utilizadas por los economistas.

Y era optimista. Klein pensaba que la econometría mostró un buen desempeño predictivo en episodios clave de la economía estadunidense: las transformaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial y las guerras de Corea y Vietman, el abrupto cambio de rumbo en la política económica del Gobierno de Richard Nixon en 1972, la crisis petrolera de 1973 y la recesión de 1990.

domingo, 8 de septiembre de 2013

La Economía y sus vecinos científicos, según James Buchanan

En un post anterior traté sobre la relación entre Economía y Sicología según James Buchanan (1919-2013), premio Nobel de Economía 1986. En el artículo que sirve de base de ese post, Economics ans Its Scientific Neighbors (1966, aquí una versión en español - pdf), Buchanan hace una ejercicio de análisis sobre la relación de la Economía con otras disciplinas científicas (que en mi opinión no todas se pueden considerar como "ciencias"). En particular, se muestra interesado por las aportaciones que la Economía hace a otras ciencias (spillouts) y las contribuciones que sus vecinos científicos hacen a la Economía (spillins).

A continuación se resumen estos spillouts y spillins:


Spillouts
Spillins
Ingeniería
Una actitud
Una advertencia
Historia
Restricciones
Esperanza
Letras
Pinceladas de realidad
Inspiración
Derecho
Limitaciones
Una estructura
Matemáticas
Aplicaciones
Un lenguaje
Ciencias Físicas
Una posición
Una moral
Ciencia Política
Una teoría
Información
Psicología
Un desafío
Una compuerta
Estadística
Problemas
Diseño

Para Buchanan el progreso de una ciencia se mide en sus posibilidades para "avanzar hacia afuera", es decir, en que la generalización de sus principios se aplique exitosamente para explicar la conducta humana que aún no se ha entendido.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Análisis económico y proceso legislativo

En un post anterior traté algunas restricciones que enfrentarían los legisladores durante el proceso de hacer leyes. Mi propósito ahora es discutir cómo se pueden analizar decisiones legislativas desde un punto de vista económico.

En primer lugar, los economistas pueden ver la eficiencia de una medida legislativa en términos de eficiencia en el sentido de Pareto. Una medida es Pareto superior si mejora la situación de unos sin empeorar a otros. Por el contrario, es Pareto inferior si se mejora a unos a costa del bienestar de otros. De ahí, la primera tendencia es pensar si la propuesta es una mejora o, por lo menos, una cuasi-mejora de Pareto.

Sin embargo, a pesar de que el tamaño del pastel cambia constantemente, mucho de lo que se trata el Derecho es en redistribuir recursos de ganadores a perdedores, lo que - como discutí anteriormente - acercaría o confundiría la cuestión económica con la factibilidad política.

Otra herramienta que tienen los economistas es el criterio de eficiencia de Kaldor-Hicks, que se refiere a que una medida es eficiente si los beneficiarios pueden potencialmente compensar a los perdedores, o viceversa. Si es el caso, entonces la medida debería efectuarse. Esto nos lleva a otro problema: ¿nos debemos preocupar o debemos valorar diferente el bienestar de determinados grupos de la sociedad, como los pobres, los obreros, los maestros, etc?

Es decir, nos metemos en el terreno de la justicia y, puesto que existen ideas de justicia diferentes, no hay una solución única. ¿Los economistas pueden contribuir a tener leyes justas? ¿Qué es mejor: tener de inicio leyes justas o tener leyes eficientes y hacer justicia por otros medios?

domingo, 11 de agosto de 2013

domingo, 4 de agosto de 2013

Sobre el proceso legislativo


Pienso en tres restricciones básicas que enfrenta un legislador al momento de buscar que su propuesta se convierta en ley: 1) coherencia normativa, b) factibilidad política, y c) costo económico.

La coherencia normativa es un tema técnico-jurídico que se refiere a cómo la legislación existente restringe las propuestas y cómo las propuestas afectarían la legislación. Ahora bien, en muchas ocasiones este aspecto quedaría relegado a un segundo plano, pero pensaría que en general ayuda a encausar o restringir la discusión y, en determinadas situaciones, podría ser fundamental para el futuro de una iniciativa. Por ejemplo, todo el proceso podría ser condicionado por la posibilidad de que agentes afectados promuevan amparos o acciones de inconstitucionalidad.

La factibilidad política tiene una gran importancia en la creación de leyes: negociación entre legisladores que al mismo tiempo son políticos y representan diversos intereses. El trabajo consiste en sumar apoyos e identificar resistencias a sus propuestas dentro y fuera de los órganos legislativos, así como posibles jugadores con poder de veto.

El costo económico debería ser una restricción no trivial a la hora de crear Derecho. Es probable que no sea una limitante importante durante el proceso de elaboración y presentación de una iniciativa en la Cámara de Diputados o en el Senado, sino hasta que existe la posibilidad de que la propuesta se convierta en ley. En este caso, lo primero que viene a la mente de legisladores y asesores es el costo fiscal de la propuesta. La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria contempla el costo fiscal en el caso de algunas iniciativas:
Artículo 18. A toda propuesta de aumento o creación de gasto del proyecto de Presupuesto de Egresos, deberá agregarse la correspondiente iniciativa de ingreso distinta al financiamiento o compensarse con reducciones en otras previsiones de gasto.

Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 54, no procederá pago alguno que no esté comprendido en el Presupuesto de Egresos o determinado por ley posterior; en este último caso primero se tendrá que aprobar la fuente de ingresos adicional para cubrir los nuevos gastos, en los términos del párrafo anterior.

Las comisiones correspondientes del Congreso de la Unión, al elaborar los dictámenes respectivos, realizarán una valoración del impacto presupuestario de las iniciativas de ley o decreto, con el apoyo del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, y podrán solicitar opinión a la Secretaría [de Hacienda y Crédito Público] sobre el proyecto de dictamen correspondiente.

El Ejecutivo Federal realizará una evaluación del impacto presupuestario de las iniciativas de ley o decreto que presente a la consideración del Congreso de la Unión.

 
Si bien es debatible que durante el proceso legislativo se considere debidamente el costo de oportunidad de los recursos, las posibles externalidades tendrían cierta atención por lo menos intuitivamente. Pensaría que en la práctica, las externalidades tienden a ser encasilladas como un problema de factibilidad política más que de análisis económico.



miércoles, 24 de julio de 2013

Misceláneo XXV

Don't Let Bankruptcy Fool You; Detroit's Not Dead. Richard Florida escribe un excelente artículo sobre la crisis fiscal de Detroit.

A Tale of Two Rust-Belt Cities. Paul Krugman sobre la historias de divergentes de Detroit y Pittsburgh.

15 Houses In Detroit You Can Buy For Less Than $500.

Diego García. Fernando Escalante cuenta el abuso sobre los habitantes de la Isla Diego García.

The curious case of the fall in crime. Sobre la caída del crimen en los países ricos.

Cuba critica la actitud de sus "nuevo ricos".

domingo, 21 de julio de 2013

La relación entre la Economía y la Psicología, según James Buchanan


James Buchanan (1919-2013), premio Nobel de Economía 1986, en Economics ans Its Scientific Neighbors (1966, aquí una versión en español) analiza la relación de la Economía con otras disciplinas. Entre los vecinos científicos de la Economía se encuentra la Psicología, que a juicio de Buchanan había recibido beneficios (spillouts) y hecho contribuciones (spillins) a la Economía. Hay que notar que este texto fue escrito hace 50 años.

En concreto, Buchanan señala que el spillout más importante es "un desafío" y el spillin es "una compuerta". Desafortunadamente, Buchanan no desarrolla la explicación de qué se trata el spillin, pero es valioso recuperar un par de ideas.

El cuanto al aporte de la Economía a la Psicología:
Al psicólogo los economistas le ofrecen un desafío permanente. Proporciónennos una hipótesis que explique mejor el comportamiento! Los economistas saben, desde luego, que la maximización de utilidades no "explica" todas las conductas, ni siquiera una parte importante de ellas. Sin embargo, su éxito se mide por la pertinencia de esta hipótesis. Los psicólogos objetan los supuestos conductuales de los economistas, pero ellos no han proporcionado suficientes hipótesis explicativas alternativas para el desarrollo de una teoría general de la conducta humana en la estructura social. Quizá lo logren; el desafío está ahí hasta que lo hagan.
Posteriormente hace una advertencia:
La psicología amenaza siempre con minar por completo los sencillos principios del economista o convertir su modelo en un castillo de naipes. La conducta humana es errática, irracional y, a menudo, absolutamente impredecible. Con frecuencia, la explicación ilógica reemplaza a la explicación lógica. Enfatizando lo ilógico, las motivaciones "más profundas" y los impulsos que guían la psiquis humana, el psicólogo desmenuza continuamente los modelos predictivos del economista. Hasta cierto punto, estos modelos permanecen en un estado análogo al de la física newtoniana, mientras el psicólogo espera alcanzar el salvoconducto relativista. Hasta la fecha, no ha tenido éxito, pero el economistainteligente está siempre alerta.

domingo, 14 de julio de 2013

Misceláneo XXIV


País sin marcas. Desde 2004 habrían desaparecido al menos 60 marcas de alimentos en Venezuela.

Econ 101 is killing America. 10 mitos de la economía neoclásica básica.

Michael Lind's mercantilist critique. Respuesta a los 10 supuestos mitos de la economía neoclásica.

La reforma energética desde la óptica del IMCO.

Premodernos. Macario Schettino la modernidad: pensamiento científico, igualdad de oportunidades y legitimidad de la riqueza.

The Politics of a Slowing China.

jueves, 11 de julio de 2013

Cita XII: Paul Romer sobre el desarrollo de nuevas reglas

The constraint we will face come from neither scarce resources nor limited technological opportunities; if we falter, it will be because or our limited capacity for discovering and implemented new rules.
Romer observa dos cosas. Por una parte, las predicciones pesimistas sobre la escasez catastrófica de recursos como las de Thomas Malthus, Paul Ehrlich o el Club de Roma fueron superadas por tendencias económicas de largo plazo. Por otra parte, puesto que las tecnologías se basan en ideas que pueden ser compartidas y copiadas por personas, tienen una extraordinaria capacidad de reproducirse y generar innovaciones. Al final de cuentas, los sistemas del conocimiento - al no estar restringido por las leyes de la física - son mucho más extensos que los sistemas físicos.
 
Entonces, para Romer el problema no son los recursos ni las tecnologías, sino las reglas. Él nota que las reglas y las tecnologías tienen en común que son ideas: las tecnologías son ideas sobre cómo arreglar objetos físicos, mientras que las reglas son ideas sobre cómo organizar interacciones entre personas. Además, las reglas - como las tecnologías - pueden compartirse y copiarse. Pero su difusión es más problemática: como no siempre es obvio que las reglas exitosas funcionen en un contextos diferentes e implican experimentación, su adopción siempre enfrenta más resistencias al cambio que la que ocurre con las nuevas tecnologías. Ello hace necesario pensar no solo en cómo descubrir nuevas reglas, sino en cómo implementarlas para que funcionen.

miércoles, 3 de julio de 2013

Cita XI: Bastiat sobre los buenos y los malos economistas


Frédéric Bastiat (1801-1850), en su último panfleto Lo que se ve y lo que no se ve (1850), escribió:
Toda la diferencia entre un mal y un buen economista es ésta: uno se limita al efecto visible; el otro tiene en cuenta el efecto que se ve y los que hay que prever.
Y continúa:
Pero esta diferencia es enorme, ya que casi siempre sucede que, cuando la consecuencia inmediata es favorable, las consecuencias ulteriores son funestas, y vice versa. — Así, el mal economista persigue un beneficio inmediato que será seguido de un gran mal en el futuro, mientras que el verdadero economista persigue un gran bien para el futuro, aun a riesgo de un pequeño mal presente.
A lo que se refería Bastiat, un icono del liberalismo clásico, es que el buen economista debe preocuparse no solo por identificar y prever todas las consecuencias de los actos sobre la economía, en el corto y en el largo plazo, sino ser capaz de ponderar costos y beneficios.

Por cierto, en este panfleto Bastiat describió por primera vez el importante concepto económico de costo de oportunidad.

martes, 2 de julio de 2013

Misceláneo XXII

Brasil se atraganta con la fama.

El hombre sin cualidades. Mario Vargas Llosa reseña la película de Margarethe von Trotta sobre Hanna Arendt.

Una solución china para Malvinas. Una propuesta para convertir a la Malvinas en una charter city.

Detroit & Pittsburgh: A tale of two cities. El resurgimiento de Pittsburgh y el hundimiento de Detroit.

Corea del Norte lanza su propia tableta. Y supuestamente hay una versión norcoreana de Angry Birds.

Tony Soprano: el peso importa.

sábado, 29 de junio de 2013

Análisis económico del apartheid



Nelson Mandela, una de las figuras más sobresalientes del Siglo XX, se encuentra en una condición muy delicada de salud. Creo que para entender mejor su legado, sería útil conocer explicaciones del surgimiento y caída del apartheid, el sistema contra el que él y otros lucharon, desde diversas perspectivas. Debo aclarar que no soy ni pretendo ser un experto en el tema, sino que simplemente ofrezco una interpretación económica, con lo estimulante o reduccionista que les pueda parecer a unos u otros.

Si bien hubo antecedentes, el apartheid fue un sistema legal de segregación racial aplicado formalmente de 1948 a 1994 por el Partido Nacional de Sudáfrica que por diseño buscaba extraer rentas e impedir que el pastel económico creciera para todos (ver un post previo sobre unas ideas de Greg Mankiw sobre la ineficiencia económica de los sistemas extractores de renta). William Hutt (pdf) se sirvió de la teoría económica de los grupos no competidores (non-competing groups) para explicar el surgimiento del apartheid: gracias a que por el uso de la fuerza se impide la competencia, los integrantes del grupo dominante son capaces de alcanzar un monopolio relativo de sus servicios y, de esta manera, incrementar tanto sus salarios promedio como la brecha salarial con respecto a los excluidos.

Tener una idea de la composición racial de Sudáfrica es fundamental. La población se dividía en cuatro grupos principales: los negros o africanos, los blancos, los indios (originarios de la India y Pakistán) y los mulatos o coloureds (surgidos de la mezcla entre los blancos y los indígenas nativos ahora extintos).  Además, los dos grupos más numerosos estaban subdivididos. Por un lado, los africanos se encontraban fragmentados en tribus, como los xhosas  a la que pertenece Mandela  y los zulúes. Por el otro, la población blanca estaba compuesta principalmente por dos grupos lingüísticos y culturales: los ingleses, cuya lengua nativa es el inglés y que descienden de los inmigrantes británicos de principios del Siglo XIX; y los bóeres o afrikáneres, cuya lengua es el afrikáans y provienen de inmigrantes de los Países Bajos del Siglo XVII. Si para algunos estas diferencias culturales explicaban las tensiones que había entre grupos, otros aspectos económicos y políticos contribuyeron a mayor polarización.

Si bien los ingleses y los bóeres compartían el color de la piel, tenían otras características que los hacían diferentes más allá de rivalidades previas. Los ingleses, la minoría blanca, eran relativamente mejor educados y con ingresos mayores que los bóeres, la mayoría blanca. Al mismo tiempo, si bien los bóeres y los negros diferirían notablemente en el color de la piel, no eran tan diferentes en sus niveles educativos y en sus aspiraciones laborales. Por ejemplo, a inicios del siglo XX los bóeres y los africanos competían por puestos de trabajo en el sector de la minería, mientras que a las empresas no les molestaba obtener mano de obra barata.

Aunque los bóeres eran mucho menos que los africanos, tenían una ventaja: estaban mejor representados políticamente, lo que les permitió crear un sistema legal que segregó a la población del país y obtener rentas económicas extraordinarias. En 1948 el Partido Nacional llegó al poder, apoyado por los trabajadores bóeres, e impulsó legislaciones que aumentaron los obstáculos para que los negros accedieran a los puestos de trabajo, además de que los sindicatos de trabajadores blancos – con el respaldo del poder público – incrementaron su capacidad de negociación. Al mismo tiempo, los trabajadores negros se vieron en la práctica impedidos para formar sindicatos fuertes. En este contexto, sucesivas reformas legislativas permitieron reservar empleos a trabajadores blancos, así como dividir salarios por sectores, lo que dificultaba la sustitución de trabajadores bóeres por fuerza de trabajo africana. Incluso, los sindicatos blancos lograron crear clasificaciones por grado de competencia laboral para cada ocupación en varias industrias, de tal manera que se ranqueaban las ocupaciones de mayor a menor nivel, asignando los empleos menor calificados y peor pagados a los no blancos. Puesto que la segregación del apartheid también se extendió a las escuelas, los trabajadores blancos siempre fueron considerados “más calificados”, lo que les aseguró los puestos mejor remunerados.

Frecuentemente se afirma que el fin del apartheid se debió a la presión internacional de los países occidentales contra el gobierno sudafricano. Pero si se tiene en cuenta que la segregación es costosa e ineficiente, se podría pensar que en el largo plazo el sistema era también inestable. En este sentido, Martine Marriotti presenta evidencia de que la caída del apartheid se explica por factores económicos internos. Paradójicamente, haber conseguido el objetivo de aumentar las brechas salariales y educativas contribuyó a acabar con este sistema y a que el país transitara hacia la democracia en 1994. Puesto que apartheid permitió que los bóeres incrementaron a su favor las brechas salarial y educativas, la competencia laboral entre blancos y negros perdió importancia. Además, la persistente segregación en contra de la población negra significó que su productividad permaneciera baja, lo que en el largo plazo obstaculizó el crecimiento de la economía e impidió que el bienestar de los blancos aumentara más.

Hutt admite la posibilidad de que a medida que la rentabilidad por discriminar para un grupo disminuye, las actitudes de sus integrantes cambian. Por su parte, Marriotti considera que las preferencias de los blancos por discriminar no necesariamente cambiaron, sino que fueron superadas por sus preferencias por ingresos mayores. Como sea, en las décadas de 1960 y 1970 las restricciones laborales paulatinamente se relajaron, aunque la situación política fue más resistente. Y allí, en el desacoplamiento entre las condiciones económicas que empezaron a cambiar y las políticas que no lo hacían u obstaculizaban el cambio, es donde personajes como Mandela, F. W. De Klerk o Desmond Tutu fueron fundamentales.

Después de 20 años de la caída del apartheid, no cabe duda que algunos de sus aspectos siguen afectando en mayor o menor medida a la economía sudafricana de la actualidad. Por un lado, según algunos estudios, la mayor inclusión aceleró en los años inmediatamente posteriores el crecimiento económico del país. Sin embargo, este mayor crecimiento ha sido insuficiente para satisfacer las expectativas generadas y las necesidades de empleo y bienestar para toda la población sudafricana. Quizá con la intención de borrar el legado de discriminación del apartheid, los gobiernos del Congreso Nacional Africano - que ha apoyado las presidencias de Nelson Mandela y sus sucesores – optaron por aplicar regulaciones y acciones afirmativas excesivas en el mercado laboral, lo que estaría afectando la capacidad de la economía para genertar empleos. Además, la mayor inseguridad y el temor a recibir represalias de índole racial provocaron que numerosos blancos bien educados abandonaran el país, lo que disminuyó la productividad de la economía, por lo que se han iniciado políticas para incentivar la repatriación (pdf).

miércoles, 26 de junio de 2013

Cita X: Stiglitz y la Ley de Gresham del sector público

Joe Stiglitz, en su artículo The Private Uses of the Public Interests: Incentives and Institutions (pdf) (1998), recuerda su experiencia en el Gobierno de los Estados Unidos en los siguientes términos:

What occurred was often worse that Gresham's Law: it was not only that bad arguments seemed to drive out good, but good economists, responding to implicit incentives, adopted bad arguments to win battles. In a process of cognitive dissonance reduction, possibly combined with some intellectual atrophy, sometimes good economists eved seemed to come to believe their specious arguments. 

La Ley de Gresham postula que si existen dos tipos diferentes de monedas circulantes, la moneda "mala" expulsará de la circulación a la "buena". Si por moneda buena entendemos aquella que tiene un mayor contenido de un metal más preciado - por ejemplo, oro - y como moneda mala aquella que contiene más de un metal menos preciado - por ejemplo, níquel -, según la Ley de Gresham la gente preferirá atesorar la moneda de oro y hacer sus transacciones diarias con la moneda de níquel, para deshacerse de ella. Cuando todos hacen lo mismo, las monedas de níquel se vuelven el medio de cambio predominante, mientras que las de oro se quedan guardadas y salen de circulación.

George Akerlof extendería lo anterior a otros aspectos de la economía y la política en lo que se llama dinámica de Gresham. Lo que específicamente describe Stiglitz es el mecanismo por el que en los debates los buenos argumentos serían desplazados por malos argumentos, aunque también señala que los buenos economistas pueden terminar creyéndoselos. 

domingo, 23 de junio de 2013

Greg Mankiw en defensa de la desigualdad


Greg Mankiw subió a su blog el artículo Defending the One Percent, que próximamente aparecerá en el Journal of Economic Perspectives. Este artículo ha resultado muy polémico puesto que sostiene que la desigualdad de ingresos no es económicamente tan mala ni necesariamente injusta. En particular, como el título del texto deja ver, piensa que la mayor riqueza relativa del 1% más rico en Estados Unidos podría ser incluso algo positivo.

Desde el primer párrafo del artículo, un Mankiw deudor del filósofo Robert Nozick (1938-2002) pide imaginar un mundo perfectamente igualitario:
Imagine a society with perfect economic equality. Perhaps out of sheer coincidence, the supply and demand for different types of labor happen to produce an equilibrium in which everyone earns exactly the same income. As a result, no one worries about the gap between the rich and poor, and no one debates to what extent public policy should make income redistribution a priority. Because people earn the value of their marginal product, everyone is fully incentivized to provide the efficient amount of effort. The government is still needed to provide public goods, such as national defense, but those are financed with a lump-sum tax. There is no need for taxes that would distort incentives, such as an income tax, because they would be strictly worse for everyone. The society enjoys not only perfect equality but also perfect efficiency.
Posteriormente introduce en el relato a personas talentosas – como Steve Jobs, J. K. Rowlings y Steven Spielberg, aunque le faltó Wilt Chamberlain –  que producen cosas de valor por las que otra gente está dispuesta a pagar, lo que origina desigualdad.

En su defensa del 1% más rico de Estados Unidos, Mankiw cuestiona que la desigualdad sea necesariamente ineficiente y se explique por la desigualdad de oportunidades.

En primer lugar, parte de la premisa de que la desigualdad es ineficiente si se origina en la extracción de rentas (rent-seeking), de tal manera que reduce el tamaño del pastel económico. Pero Mankiw no cree que en Estados Unidos la extracción de rentas por parte de los ricos sea mayor ahora que hace algunas décadas, cuando la proporción del ingreso que poseía el 1% más rico era menor, sino que la mayor desigualdad tienen que ver más con condiciones de oferta y demanda: el cambio tecnológico ha aumentado rápidamente la demanda por trabajadores más capacitados, mientras que debido a rigideces del sistema educativo la oferta de estos se ha desplazado más lentamente. Es decir, el desacoplamiento entre los sectores tecnológico y educativo explicaría la mayor desigualdad en detrimento de los trabajadores menos capacitados.

En segundo lugar, Mankiw acepta que la desigualdad de oportunidades implica ineficiencia económica; por ejemplo, si los hijos de familias pobres son incapaces de continuar su educación debido a restricciones financieras, entonces no acumularán la cantidad óptima de capital humano. Pero cuestiona que la mayor riqueza relativa del 1% se explique por la desigualdad de oportunidades. Para él, por lo menos en Estados Unidos, la desigualdad a través de las generaciones puede perdurar no únicamente por la falta de oportunidades para algunos - lo que sería una falla de la sociedad - sino por otros factores como la herencia genética: padres inteligentes tienen hijos inteligentes y así sucesivamente.

Me parece claro que Mankiw coincide con algunos observadores que señalan que las fuerzas del libre mercado - debido a la velocidad del cambio tecnológico - están provocando mayor desigualdad. Creo que también estaría hasta cierto punto de acuerdo con aquellos críticos que señalan que existe un nivel de desigualdad basada en extracción de rentas. Pero ninguna de las anteriores es su principal preocupación. Lo que le preocupa más es que las políticas redistributivas limiten a las personas talentosas para que exploten todo su potencial; es decir, el problema real no es que los talentosos se enriquezcan, sino que por intervenciones inadecuadas no logren hacer que el pastel crezca para el resto. Finalmente, el buen funcionamiento de la economía requiere de la eficiente asignación de los recursos, lo que incluye también al talento.

En este sentido, voy a conceder que la defensa de Mankiw de la desigualdad puede interpretarse también como una defensa de la innovación. Si es así, y asumiendo que su argumentación es válida en una economía innovadora como la de Estados Unidos, me preguntaría si lo mismo sería cierto en países menos desarrollados, como México, donde lo eficiente no ha sido hasta ahora innovar sino copiar y adaptar tecnología.

Si nuestro 1% no innova, ¿podemos sostener que la desigualdad observada, y que es superior a la de Estados Unidos, se justifica en nombre de la eficiencia y en hacer crecer el pastel?

***

Como era de esperarse, Defending the One Percent le ha ganado muchas críticas a Mankiw. Algunos críticos sostienen la desigualdad de oportunidades en Estados Unidos es importante. Muy sugerentemente, David Rosnick señala que las personas talentosas que Mankiw defiende - como Steve Jobs, J.K. Rowlings o Steven Spielberg - no obtuvieron su fortuna gracias al libre mercado, sino por restricciones por parte del gobierno. En otras críticas se ha puesto el acento en la limitada capacidad de Mankiw para filosofar o la cuestionable selección de ejemplos de innovadores. Paul Krugman  resume algunas críticas y se enfoca en cómo Estados Unidos ha cambiado.