viernes, 12 de abril de 2013

Douglass North sobre el análisis económico (hace 20 años)

El otro día leí la Nobel Lecture de Douglass North, Economic Performance throught Time. Ciertamente, como uno de los principales exponentes de la Nueva Economía Institucional, no esperaba que fuera el más entusiasta defensor de la teoría económica neoclásica. Sin embargo, debo admitir que me sorprendió su pesimismo. Vale la pena recuperar algunas de las ideas que expresó en 1993.

Primero, sobre la incapacidad de la Economía neoclásica para entender y fomentar el desarrollo (el énfasis es propio de aquí en adelante):

A theory of economic dynamics is also crucial for the field of economic development. There is no mystery why the field of development has failed to develop during the five decades since the end of the second World War. Neo-classical theory is simply an inappropriate tool to analyze and prescribe policies that will induce development.

También, sobre las condiciones muy limitadas en el que la teoría neoclásica funcionaría para explicar la toma de decisiones con instituciones ineficientes:
It was Ronald Coase (1960) who made the crucial connection between institutions, transaction costs, and neo-classical theory. The neo-classical result of efficient markets only obtains when it is costless to transact. Only under the conditions of costless bargaining will the actors reach the solution that maximizes aggregate income regardless of the institutional arrangements. When it is costly to transact then institutions matter. And it is costly to transact. Wallis and North (1986) demonstrated in an empirical study that 45 percent of U.S. GNP was devoted to the transaction sector in 1970. Efficient markets are created in the real world when competition is strong enough via arbitrage and efficient information feedback to approximate the Coase zero transaction cost conditions and the parties can realize the gains from trade inherent in the neo-classical argument.

Pero, ¿qué es lo que está mal? El mismísimo supuesto de racionalidad:
It is necessary to dismantle the rationality assumption underlying economic theory in order to approach constructively the nature of human learning. History demonstrates that ideas ideologies, myths, dogmas, and prejudices matter; and an understanding of the way they evolve is necessary for further progress in developing a framework to understand societal change. The rational choice framework assumes that individuals know what is in their self interest and act accordingly.

Finalmente, propone adoptar una aproximación institucional/cognitiva:
We cannot account for the rise and decline of the Soviet Union and world communism with the tools of neo-classical analysis, but we should with an institutional/cognitive approach to contemporary problems of development.

Casi 20 años después, ¿ha cambiado el análisis económico en la dirección que le hubiera gustado a North? En cuanto al aspecto institucional, pienso en la actualidad es prácticamente imposible encontrar algún economista de la perspectiva dominante (neoclásica/neokeynesiana) que no esté convencido de la importancia de las reglas del juego para explicar el desempeño económico. Por otra parte, sin duda la economía del comportamiento (behavioral economics) está ganando adeptos, tanto entre los economistas ortodoxos como heterodoxos. Barry Eichengreen, en una editorial reciente, sobre los libros de textos de economía del año 2033, escribió:
Economists working on the border of economics and psychology, for example, argued that behavioral finance, in which human foibles are brought to bear to explain the failure of the so-called efficient markets hypothesis, would be given more prominence. Economic historians, meanwhile, argued that future textbooks would embed analysis of recent experience in the longer-term historical record. Among other things, this would allow economists-in-training to take the evolution of economic institutions more seriously.

De entrada, coincidiría con Eichengreen de que más que un desmantelamiento o revolución dentro del mainstream, lo que está pasando es una integración con otras perspectivas alguna vez consideradas heterodoxas. ¿Se puede decir que de manera "natural" se está extendiendo el cuerpo de la teoría básica? Si es así, no creo que esté mal.

Me gusta el supuesto de racionalidad. La perspectiva económica para entender el comportamiento o la toma de decisiones de las personas es y seguirá siendo extremadamente útil. Derivada de ella, los economistas han concebido y divulgados ideas útiles y desacreditado otras equivocadas. Pero también me parece positivo que la disciplina amplíe su visión y que empiece a estudiar la existencia de sesgos cognitivos o de errores sistemáticos; en otras palabras, que se interese y estudie más la influencia de las ideologías, mitos, dogmas y prejuicios que señalaba Douglass North.

Además, debo admitir que me parece fascinante la posibilidad de que una persona, para ciertas decisiones, sea más o menos racional, y al mismo tiempo, para otras, sea más o menos irracional.

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